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Metales pesados en cosméticos y consecuencias de su uso por Katia Zapata

El uso de cosméticos es casi tan antiguo como el inicio de la civilización humana, estos productos son usados tanto para el cuidado personal como para mejorar, perfumar y decorar ciertos aspectos del cuerpo humano, bajo este nombre son comercializados diferentes productos tales como: cremas, jabones, lociones, aceites, sombras para ojos, polvos, labiales, esmalte de uñas, desodorantes entre otros. El mercado mundial de los productos de belleza se ha incrementado con el paso de los años, así es que diferentes literaturas han descrito que se ha mostrado en constante progreso siempre, incluso en las economías más inestables. Actualmente se registra que estos productos muestran un incremento en su consumo de alrededor un 5% anualmente a nivel mundial. Los productos cosméticos están compuestos por diferentes materias orgánicas e inorgánicas pudiendo contener ceras, aceites, antioxidantes, tensioactivos, emolientes y otras materias de relleno como las silicas, dióxido de titanio que sirven para obtener diferentes colores, mejorar su propiedades y aspecto.

Por definición los cosméticos permitidos para el uso humano deben ser completamente seguros para sus consumidores y garantizar su inocuidad, cabe resaltar que esto es responsabilidad total de los fabricantes, distribuidores e importadores. Lamentablemente, en algunos casos el uso de estos ha sido relacionado con diferentes reacciones adversas perjudiciales debido a sustancias químicas que contienen estos preparados dentro de los cuales se encuentran metales pesados tales como plomo, cadmio, níquel, arsénico, mercurio entre otros, que pueden llegar, en cantidades abundantes a ser tóxicas y desfavorables para la salud humana. Estos metales pueden ingresar al organismo por diferentes vías: dermatológicas, inhalatorias o ingesta y pueden ir acumulándose lentamente en órganos vitales como lo son el hígado, riñones, corazón y cerebro, causando alteraciones en las funciones biológicas del organismo consecuentemente provocar cambios en las funciones metabólicas junto con la creación de un desequilibrio antioxidante, variación hormonal y alteración de la función de enzimas esenciales.

Todo lo anteriormente mencionado puede traer como consecuencia para el organismo desde una simple dermatitis o un aumento en la susceptibilidad a contraer infecciones hasta la aparición de tumores cancerígenos. Debido a la nocividad de estos metales su contenido en los productos cosméticos puede ser prohibido o restringido por las normativas de diferentes países, no obstante, es importante resaltar que hay concentraciones de metales que son permitidas y se especifican individualmente para cada producto y país. En el caso específico de nuestro país no existe una normativa propia que delimite las concentraciones de metales pesados que pueden contener los productos cosméticos que se expenden a nivel nacional, simplemente nos basamos en lo señalado por la Food and drug administration (FDA), cabe mencionar que tampoco existe una regulación tan estricta para su comercialización como si lo hay para medicamentos o dispositivos médicos, se ha observado que en diferentes puntos donde se pueden encontrar estos productos, algunos de ellos en su gran mayoría en mercados, muchos de los cosméticos que se ofrecen a la venta no presentan ni siquiera un registro sanitario teniendo en cuenta que estos productos son aplicados directamente al cuerpo.